A la deriva

A la deriva del verde

     remolinos de hojas crujen

                         como si las pisaran

¿serán mis pies, el peso de la soledad?

¿será mi alma nómade 

                  abriéndose de par en par

                            separándose del cuerpo?

una mitad al ras de un viento

                                      sin contemplación 

la otra, libre de paisajes y voces

             solo raíces y lágrimas de cielo

                          intentando resucitarlo todo

¿qué sentirá el árbol arrebatado

                                                de ilusiones?

¿qué, mi corazón vacío de su follaje?

a la deriva del verde los párpados del sol

                                              se abren

no quedan rastros de hojas, solo pasos 

latidos de este andar en busca de otro nido.

Claudia Beatriz Felippo

(Imagen tomada de internet)

Una puerta cerrada

Al otro lado de la noche

se abre el cuerpo a la luz

                           apagando toda negrura,

como una ventana llena de sol

con piel de amapola, sin plumas ni alas,

mi vestido vuela su sed de vientos, 

al alba de un beso y su cantar 

                                           de revelaciones;

extraña sensación,

despertar con el rostro de un cielo

                                       ajeno de estrellas

en la mirada 

una puerta cerrada, un poema sin voz,

la casa donde el polvo aquieta los recuerdos,

donde el alma reclama un mañana sin niebla,

niebla de un miedo que lo esconde todo.

Claudia Beatriz Felippo

(Imagen tomada de internet)

Solo fantasmas

Escribiré tu nombre
en el lenguaje de los vientos,
sin errores ni fisuras,
con mi rostro, mis lágrimas.

En el vacío de la nada,
la espuma de lo que fue
se vuelve etéreo…

No hay edad para el adiós,
solo fantasmas,
de soledad y miedo,
miedo a decir: ¡ésta soy yo,
vete, desaparece de mi sombra!

Claudia Beatriz Felippo

Rayo de sol

Me desprendo del rubor reflejado en los cristales, 

me deshago de todo lo que tus manos han tocado, 

arranco los pétalos de las flores

                                         que adornaron mis pupilas,

cierro el último libro, escondo el poema bajo la luna,

desarmo toda debilidad —de ti— en el calendario;

y me despido del fuego y de las brasas,

suelto las palomas, soplo los papeles,

me guardo bajo las sábanas —aun calientes—,

y rezo, rezo, rezo, para que nunca vuelvas,

para que mi fuerza sea otra luz, rayo de sol naciente.

Claudia Beatriz Felippo

(Imagen tomada de internet)

Hombres

Les escribo a ellos,

a los hombres que pasaron por mi vida,

no son muchos, solo los necesarios,

me necesitaron, los necesité,

y en esa necesidad me hice más fuerte.

Les dedico estas líneas, a ellos,

—los hombres que pasaron por mi vida—,

que caminaron a la par, acompañando:

mis pasos, mis días, mis sueños, mis ocasos,

me abrazaron, los abracé,

me amaron, los amé, me sostuvieron

                                                     (y yo a ellos),

dimos lo mejor de nosotros, ¡siempre doy todo!

El amor es así, generoso, fructífero, vital,

no me arrepiento de nada,

duraron lo que tenían que durar

—unos más, otros menos—;

todo concluye, todo tiene un final, inevitable,

hoy miro hacia atrás y están ahí, sonriéndome,

haciendo de mí la que soy, ¡cuánto lo celebro!

hoy me siento empoderada, 

          me empodera el amor (tu amor; tú, amor),

                        pero más, mucho más, la palabra.

Claudia Beatriz Felippo 

(Imagen tomada de internet)

La cuerda floja

La gente está muy loca, demasiado, tal vez,

y yo intento caminar por la cuerda floja;

me pregunto: ¿qué pasará cuando me caiga?

¿cuáles brazos me sostendrán?, ¿qué palabras?

el modo en el que fluye o muere todo, da igual,

el roce con el que sustituyo el abrazo, el beso,

la voz que no llega, la caricia olvidada, 

la señal del adiós,

el presagio del vuelo negro cubriendo el aire…

todo acaba, o acabará acabándose el mañana,

los que se fueron, los que pareciera que no están,

el impulso de avanzar hacia la nada, y el mareo,

todo cae, todos caerán, y yo también.

Claudia Beatriz Felippo

(Imagen tomada de internet)

Lenguaje secreto


Ven, escribámonos a mano alzada

digamos todo lo que ayer callamos

en penumbras, a oscuras 

así, con las yemas de los dedos;

leámonos

con los ojos cerrados, a tientas

mientras la noche no desaparezca

y a la verdad se la lleve el viento

seamos voz, lenguaje secreto

sintamos lo que dicen nuestros cuerpos

cada vez que provocamos la lectura

ese ir y venir de silencios y latidos

respirando cada página habitada;

el elixir del amor es un poema

que renace bajo el suspiro de las horas

así el lenguaje hará que comulguemos

que soltemos el deseo, en morse, en braille 

desde los sentidos, a través de la piel

con un te quiero, un te abrigo, un…

ven, te necesito aquí conmigo.

Claudia Beatriz Felippo

(imagen tomada de internet)

Largo adiós

Dejar a un costado los signos del tiempo,

desandar cada gesto, lo perfecto de la risa

el mañana ocultará los silencios del cuerpo, 

ésa madriguera de sentimientos moribundos

que encierra el dolor, para seguir buscando

(se muere tantas veces…)

somos lo que nunca reparamos,

lo certero del “no me acuerdo”, “no lo dije”,

la cobardía ante la señal inesperada,

la fuerza del “no fui yo”,

                                   del “lo sigo intentando”, 

-cueste lo que cueste dejar atrás, y lastimar-,

 heridas impuras acrecientan el hastío, 

la desesperanza, la desolación, 

en el otro y a pesar del otro

entonces, solo entonces 

uno no verá venir el sol ni oirá cantar

a los pájaros

que volaron de los versos en aquella almohada,

la fuerza de la verdad acalla las ansias

con un latido negro, seco, umbrío 

y uno ve llorar y comprende, otra vez, y van…

quizás un día pueda hacerlo, así gritar su verdad,

ése ahogo que arranca de cuajo la dicha,

es la culpa un puñal y la lágrima, otra voz,

y después de un largo adiós ¿qué será? ¿qué?

nada es perfecto, ni siquiera el amor.


Claudia Beatriz Felippo

(imagen tomada de Internet)

Flor

Vení, tocame

envolveme en tu caricia de agua 

dame tu voz de arrullo

embebeme con tu aliento marino

vení, abrazame

quitame los miedos

yo también sufro por las espinas

ellas me alejan de todo lo que amo

vení, si estás aquí conmigo 

mientras brille la luz, seré otra flor

renaceré detrás de todo dolor 

y mi perfume despejará las sombras.

Claudia Beatriz Felippo

(Imagen tomada de internet)

Otoño

🍁 🍂 

Puedo adivinar lo que sucede

tu verdad ya no es la mía 

lo intentaste, yo también, 

el amor no se programa, es 

el corazón manda, la piel dicta

es en el alma donde todo fluye

donde el infinito echa raíz,

y aunque el otoño de la vida

te desnude sobre mi cuerpo

quedará la impronta del germen

el recuerdo de todo el verde

el frágil misterio de la flor que fui

de todo lo que di, todo lo que amé.

Claudia Beatriz Felippo

(Imagen tomada de internet)