
que mueva a otra infinidad de palabras
a conformar un equipo,
a practicar en vistas al mejor partido,
allí donde el alma lleva las de ganar
una palabra que mueva todas las fichas,
que sea caballo, alfil, torre, peón, rey, dama,
partida tras partida,
un ajedrez de sensaciones nuevas
en el tablero de aquello que calla el corazón
una que simule ser locomotora,
que cargue y arrastre muchas otras
hacia un viaje inédito, interminable
indeleble, como el primer beso de amor
busco una palabra que sea semilla,
que junto a otras semillas germine soles
creando bosques de palabras
con colores, aromas y formas diferentes
que abarquen el aire, muevan nuevas voces
una palabra que sea llama
que unida a otras llamas
cree una fogata que abrase e ilumine puentes,
orillas, rostros, miradas,
una que forme olas e incite marejadas
que se vuelvan murmullo de lunas y mareas
creo tenerla, creo haberla hallado,
pienso en ella y todo se transforma en camino,
viaje sin barreras ni distancias,
brisa, luz, cielo, ave, mariposa, cometa, paz
y mientras la pienso en mi cabeza,
la saboreo en el paladar,
y de repente levanto vuelo, me dejo llevar…
sí es ella, no tengo dudas
la palabra que buscaba es: “Alas”
porque teniendo alas todo es más placentero,
es así y así será,
no te quedes ahí, vení conmigo, volemos alto,
verás que siempre habrá un nuevo espacio,
un paisaje sorprendente, un lugar extraordinario
donde escribir, leer, conversar, crear, soñar.
Claudia Beatriz Felippo
(Imagen tomada de internet).