No me lleves a tu diván, no me analices, no quiero,
mirate al espejo antes de hablar de mí —a mis espaldas—,
hurga en tus adentros, reflexiona, la mente es sabia
es tan fácil ver en el otro lo que a uno le incomoda…
también hay que aprender a mirarse y ver qué pasa,
si no soy feliz (cuando estoy contigo) por algo será
el alma se defiende mediante la voz, los gestos, la palabra,
hay dolores que están encapsulados,
como oruga en la crisálida,
el tiempo dirá si se convierten —o no— en mariposa,
quizás el vuelo esté deseando otro lugar, un nuevo paisaje,
y al fin la sonrisa se abra con el sol de un claro amanecer.
Claudia B. Felippo
(imagen tomada de internet)